El entorno

GUASCA

CARACTERIZACIÓN DEL ENTORNO

PAISAJE, NATURALEZA Y CULTURA

Alvaro Botiva Contreras

Finca El Recreo Hotel - Camping- Eventos

Guasca - Cundinamarca, 1 de junio de 2021



Guasca, en lengua Chibcha significa Cercado de Cerros. El municipio tiene una extensión de 380 kilómetros cuadrados, se localiza en ambos flancos de la Cordillera Oriental, es decir, hacia las dos vertientes, por ello, el páramo de Guasca hace una divisoria de aguas. Por el costado occidental parte del municipio es recorrido por los ríos Siecha-Chipata-Aves-Tominé, que vierte sus aguas al Río Bogotá, y este al Río Magdalena. Esta porción es parte de la Sabana de Bogotá, en el llamado Altiplano Cundiboyacense.


El costado oriental del municipio corresponde a la parte alta de la cuenca del río Guavio, que vierte sus aguas al Río Humea y este al Meta, el cual desemboca en el río Orinoco. La población se ubica a 2.710 metros sobre el nivel del mar, por consiguiente su temperatura promedio es de 12°C. Políticamente está dividido en 14 veredas y la zona urbana. Actualmente tiene una población aproximada de 15.500 habitantes.


La mayor parte de su territorio es montañoso; sin embargo, existen áreas planas y onduladas. La cabecera municipal se encuentra en la cima de una terraza aluvial en medio del valle del río Siecha. Limita por el norte con el cerro del Choche y el municipio de Guatavita, por el oriente con los municipios de Guatavita, Junín y Fómeque, por el sur con el municipio de La Calera y por el occidente con el municipio de Sopó.


Hacia el sureste, en lo alto del páramo se localizan las tres legendarias lagunas de Siecha, una de ellas da origen al río del mismo nombre, cauce que recibe las aguas de los ríos Pericos, Chiguano, Chipatá, Chiquito y Aves, los cuales forman el río Tominé que desemboca en la represa del mismo nombre en Guatavita.


SITIOS DE INTERÉS TURÍSTICO


Entre los sitios de interés cultural y turístico de Guasca sobresalen el templo Parroquial, hoy Basílica Menor San Jacinto, la Capilla de Siecha, el valle de Guasca, los pozos de aguas termales de Aguacaliente, el Cerro del Choche, la Peña de Sopo, Peña Negra y el páramo que hace la división de aguas entre las vertientes de los ríos Magdalena y Orinoco.


En el Valle de Guasca y sobre la margen izquierda del río Siecha, se encuentra La capilla doctrinera de Siecha, construida en 1759 por los señores Tovar y Buendía, antiguo centro evangelizador de la comunidad Dominica.


La Peña de Guasca - Sopo. Cerro del Águila y Alto de Pío Nono. Paisaje y Biodiversidad para Disfrutar.


Una ruta de interés para caminantes es viajar de Guasca a Sopó, por el antiguo camino de herradura o por la cresta del Cerro del Águila - Pío Nono.


El panorama que usted observa desde el Cerro del Águila por Guasca o el alto de Pío Nono por Sopó, corresponde a un paisaje de la cordillera Oriental, en la cual se aprecian diferentes sistemas de escarpes, crestas, crestas erodadas, frentes monoclinales y sinclinales que obedecen a las diferentes dinámicas que dieron origen a la cordillera Oriental, sector del altiplano andino de Cundinamarca, específicamente a la Sabana de Bogotá, sector Centro: Chía, Zipaquirá, Nemocon, Suesca, Guatavita, Guasca y a los distintos procesos denudativos o erosivos que se presentan por acción tectónica, climática y antrópica, posteriores a la conformación de la cordillera.


Cuando usted está en el sector conocido como la peña de Guasca – Sopo, en la parte más alta de la Serranía que separa el valle de La Calera - Sopó, del último valle de la Sabana de Bogotá, Guasca - Guatavita – Sesquilé, además de observar un bello paisaje de 360°, también ve valles con acumulaciones de sedimento producto de factores climáticos como la lluvia, el viento y transporte de materiales. Observará la topografía quebrada en las estribaciones de la cordillera y ondulaciones en las partes bajas que dan cuenta o evidencian que se trata de un proceso dinámico en constante cambio, en el cual la acción antrópica juega un papel relevante. Por ello, el paisaje que se mira es un libro abierto que muestra grupos de rocas, variedad de suelos, tipos de cobertura vegetal como parches del bosque Alto Andino y diversas actividades biológicas resultado de una pluralidad de eventos sucedidos en un espacio geográfico en un tiempo determinado.


Hacia el occidente se pueden ver las alturas del Páramo de Guerrero, cuya cuchilla divide las vertientes de los ríos Bogotá y Ubaté al Oriente, y por el poniente la cuenca del río Magdalena. Hacia el noroeste, se observa en primer plano los cerros de Tibitó, Tocancipá y Gachancipá; al fondo el páramo de la región de Neusa - Tausa, Sutatausa y Ubaté.


Por el Norte usted puede ver el embalse de Tominé, la población de Guatavita y al fondo la región de Sesquilé y Suesca.


Hacia el nordeste se observan las cimas del páramo de Guatavita - Machetá, cuya cadena montañosa separa las vertientes de los ríos Siecha, Chipatá y Aves, que forman el río Tominé, tributario del Bogotá al occidente, y la cuenca de los ríos Guateque, Garagoa, Chivor, del Valle de Tenza y la cuenca de los ríos Juiquín, Tunjo, Barandillas, Monquentiva, Amoladero, Salinero, Muchindote, Santa Barbara, Murca, de la región del Guavio, tributarios de la cuenca de los ríos Trompeto-Humea-Meta-Orinoco. Por este costado también se puede observar el valle, la población, las faldas del páramo de Guasca y, en lo más alto, los picachos o crestas de Peña Negra.

Hacia el suroeste usted vera el área de la Vereda La Trinidad: las cuchillas de Siecha, Paso Hondo y, en lo alto, las crestas o cerros de San Francisco, en cuya base se localizan las tres legendarias lagunas de Siecha. En la parte inferior se aprecia el pintoresco valle del río Pericos. Hacia el sur se ve parte del valle de Guasca y al fondo la región de Betania. Con este recorrido de 360 grados usted regresa a La Peña de Guasca - Sopo.


El Páramo de Guasca, El Alto de Peña Negra, El Cerrito del Santuario. El Rito de Correr la Tierra.


Al oriente de la población, en lo alto del Páramo se encuentra El Alto de Peña Negra, cerro tutelar de Guasca. Detrás de este y poco hacia el sur se localiza el Cerrito del Santuario (cerro natural adaptado por los indígenas con un camino que lo circunda), lugar sagrado donde supuestamente se realizaba la premiación de la llamada ceremonia muisca de “Correr la Tierra”, cuya última celebración se realizó en 1538 contemporánea con la invasión europea. Correr la tierra fue un rito de peregrinación por las lagunas del páramo a través de las alturas de la cordillera oriental.


El Cerrito a la vez fue un sitio de observación astronómica, fundamentalmente para determinar los solsticios y equinoccios, épocas de lluvias, de siembras y cosechas.


Hacia el sureste de la población de Guasca, el páramo es parte del Parque Nacional Natural Chingaza, donde se localiza, a partir de 3.550 metros sobre el nivel del mar, una de las lagunas de Siecha y, detrás de estas. hacia el oriente, las lagunas de Buitrago, evidencias de antiguos glaciares. Aunque todas las lagunas fueron centros de adoración y sitios de pagamentos de los Muiscas, en una de ellas se encontró una balsa de oro que representaba la ceremonia del Dorado.

Acuarela de la Laguna de Siecha y Balsa de oro obtenida en esta laguna.

Dos de las Lagunas de Siecha y copa ceremonial muisca que representa la leyenda de Bachue.

Las serpientes simbolizan el regreso de Bachue y su esposo al vientre natural, el agua.

Páramo por donde se "corre la tierra".

Correr la tierra fue un rito de peregrinación por las lagunas del páramo, a través de las alturas de la cordillera oriental.


Ascender al páramo, ir a las lagunas, es ideal no solo para caminar bajo un cielo azul, o blanco con neblina, sino para correr la tierra por entre frailejones, cañuelas¸ espartos, matas de uva camarona. El fondo del recorrido serán los escarpes geológicos del cretácico, erodados por los glaciares del pleistoceno, que en su base nos dejaron las lagunas, hoy parte del Parque Nacional Natural Chingaza.


Desde Guasca, a 15 kilómetros con rumbo sureste, se llega a la portería de la División de Parques Nacionales Naturales, (valor de la entrada $20.000 pesos para personas mayores de 25 años, menores de 25 años $17.000, niños menores de cinco años y adultos mayores de 65 años no pagan y para extranjeros el valor de la entrada es de $54.500 pesos). De allí, en un leve ascenso por un sendero señalizado con piedras y números en Chibcha-Muisca, caminando por sobre piedras, barro, agua, árboles de encenillos y flores de todos los colores, se llega a una de las tres lagunas: la Laguna de los Patos, o de América por su forma que recuerda el croquis de Sur América a 3.550 metros más cerca de las estrellas.


Por entre frailejones (espeletias de las especies grandiflora, argenta, uribei y miradorensis) y cañuelas, en un recorrido de 20 minutos, se cruza por un valle sinclinal hasta llegar a la segunda laguna, la Grande o la llena como popularmente se le conoce, ubicada a 3.600 m.s.n.m., protegida por los espíritus del páramo y una pareja de águilas reales que la rondan. Allí, sobre la Piedra de los Sueños se contempla cómo el hielo rompió los estratos, erosionó la cresta de la montaña que divide las aguas entre las vertientes del Orinoco y el Magdalena. Quienes quieran subir a la cima deben hacer un recorrido aproximado de 800 metros de longitud (100 metros verticales), lo cual hace que el Ascenso sea muy interesante. El paisaje desde lo alto con vista al oriente hacia la región del Guavio (Junín, Gachetá, Gama, Ubalá y Gachalá) sólo es para los dioses que todo lo ven, pero que nos permiten contemplar tan hermoso paisaje.


Así mismo, en la “Piedra de los Sueños” (donde pueden pedir sus deseos), los observadores estarán en el nacimiento del río Siecha (Varón del Agua). De allí, vía noreste, se ascienden 300 metros a la tercera laguna, donde se celebraba la famosa ceremonia de El Dorado. De esta laguna se recuperó en 1856 una balsa de oro redonda que pesaba 268 gramos o 59 castellanos, elaborada en oro de 19 quilates, la misma que en 1882 valía 147 pesos y que se perdió en un incendio en un puerto de Alemania a finales del siglo XIX.


Finalmente, de la laguna ceremonial se desciende a la “Piedra de los Sueños” para ascender 600 metros hacia el occidente al Alto del Chochal, donde podrán observar al suroeste el embalse de San Rafael, en La Calera, hacia el occidente la Serranía Guasca - Sopó y a lo lejos parte de la Sabana de Bogotá. Al norte se observa la represa de Tominé, en Guatavita, y hacia el noreste la magnitud del páramo de Guasca – Guatavita – Sesquilé – Machetá.


En el Alto del Chochal, se diseñó sobre una valla y en el piso, un diagrama de solsticios y equinoccios, para indicar por cuales pueblos de indios, hoy de blancos, pasa la sombra del sol; allí, puede ser comprensible el porqué de la ubicación y las distancias entre las poblaciones muisca.


Finalmente, luego de caminar y observar un bello paisaje se desciende al sitio de partida, (usted habrá recorrido 6 kilómetros en total).


¡Ah! Y no se preocupe que para subir a la alta montaña a ver a Sua y las lagunas Sie, los dioses del Sol y del Agua le tienen reservado un excelente día para que usted y su familia corran la tierra, tomen un baño de sol y beban agua de vida en las cumbres de la maravillosa Cundinamarca, en el macizo de Chingaza.


Y no se preocupen por los niños, este ritual de correr la tierra jamás se les olvidará ni a ustedes ni a sus hijos, pues se gozan, no sólo la subida sino la mojada y la embarrada. Por último, no olviden que los Dioses muiscas están de su parte.


Paisaje del páramo de Guasca. Alta Montaña. Bosque Alto Andino, Pajonales, Frailejonales, Turberas y Matorrales. Escenario del Rito de Correr la Tierra.


Datos Acerca de Correr la Tierra


Juan Rodríguez Freyle al referirse a los cinco altares que tenían señalados y puestos de devoción, el que mejor cuadraba, muy distintos y apartados los unos de los otros, eran los siguientes: Primer Altar. Laguna Grande de Guatavita. Segundo altar. Laguna de Guasca. Tercer altar. Laguna de Siecha. Cuarto altar. Laguna de Teusaca. Quinto altar. Laguna de Ubaque.



En el Parágrafo II, se menciona que desde la laguna de Guatavita que era la primera y primer santuario y lugar de adoración hasta esta de Ubaque, y era el principio a donde se comenzaba a “Correr La Tierra”, en cuya estación eran los bienes comunes; y la mayor prevención era que hubiese mucha chicha que beber para las borracheras que hacían de noche, y en ellas infinitas ofensas a Dios Nuestro Señor, que los callo por la honestidad; sólo digo que el que más ofensas cometía ese era el más santo, teniendo para ellas por maestro al demonio.


Juan Rodríguez Freyle “EL CARNERO” Prologo, notas y cronología de Darío Achury Valenzuela. Capítulo V página 37 Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas Venezuela, junio de 1979.


Otro de los cronistas de la conquista del territorio muisca, Fray Pedro Simón, respecto de las fiestas y premiaciones, comentaba: Daban remate a la fiesta, partiendo de carrera todos hasta llegar a la primera quebrada que estaba más cerca de donde se celebraba, y arrojándola a las aguas, se quedaban allí en alabanzas de sus dioses: al modo de éstas eran las fiestas que se hacían en la posesión que tomaba el Bogotá, aunque con mayores gastos y grandezas.


Para más solemnizar estas fiestas de la dedicación de sus casas, los caciques ordenaban que algunos mozos de buena disposición corriesen cierta distancia que les tenían señalada en redondo, algunas veces de más de cuatro leguas a que saliesen corriendo todos juntos los que se determinaban a eso; pero yéndose aventajando a los demás los más valientes, volvían más presto a la casa de donde habían salido, donde les iba premiando el cacique su valentía como iban llegando. Porque al primero le daban seis mantas y le concedía que cubriéndose con la una, pudiera dejar llegar una punta de ella al suelo por detrás, que le daba en los talones, cosa que nadie le pudiera hacer sin privilegio del cacique y les duraba por toda su vida. Al segundo que llegaba daban cinco mantas, al tercero cuatro y así los demás, hasta seis - e – iban disminuyendo el premio, sin el cual se quedaban los demás. Y aun algunos por pasar con honra la carrera, reventaban con el trabajo en ella.


Fray Pedro Simón “Noticias Historiales de las Conquistas de Tierra Firme en las Indias Occidentales” Tomo III capitulos VI y VII páginas 390 – 394 Biblioteca Banco Popular. Bogotá 1981.


El historiador Liborio Zerda, retomando la gramática del padre Lugo, se refiere al número seis de la siguiente manera:


Seis – Ta – Cosecha al sexto mes de la siembra de la semilla correspondía la cosecha del fruto. Se encuentra representado por una cuerda unida a un palo, los que servían para trazar el círculo de sus casas y de sus labranzas. La forma circular la tomaban de la Luna deidad de su predilección.


Liborio Zerda “El Dorado” Tomo I capitulo VIII, página 95 Biblioteca Banco Popular Volumen 38. Bogotá. 1972.


A Propósito del Páramo De Guasca. Sabía que allí el Patrimonio Natural, Histórico y Cultural es uno solo?


El nombre de páramo fue dado por los conquistadores españoles en el siglo XVI cuando llegaron a estas regiones altas, frías, cubiertas de niebla, agrestes, solitarias e inhóspitas; ya que les recordó anímicamente las tierras altas semiáridas de las mesetas ibéricas conocidas con dicho nombre, aunque se trata de regiones fisiográficamente diferentes.


Por su parte Guasca, poblado por los Muisca desde el siglo VIII hasta el siglo XVIII D C., significa en lengua Chibcha "CERCADO DE CERROS", es decir, rodeado por montañas y páramos; de allí que el concepto Guasca metafóricamente se utiliza para resaltar un estilo de música, o contra alguien en forma despectiva: MONTAÑERA!, MONTAÑERO!.


Los páramos sólo existen en las partes altas de los territorios de Venezuela, Colombia y Ecuador. Son extensas regiones desarboladas que coronan las cumbres de las cordilleras por encima del bosque Alto Andino desde los 3.000 m hasta el nivel de nieve permanente a 4.700 metros sobre el nivel del mar. Son fríos y húmedos, sufren cambios meteorológicos bruscos, casi siempre están cubiertos de neblina, reciben fuertes precipitaciones y constantemente son azotados por los vientos. Los días fríos con densa neblina, alternan con otros despejados, soleados y cálidos, pero las noches son siempre frías.


El páramo de Guasca tiene una temperatura promedio de 3 grados centígrados. La vegetación predominante es de pastos, arbustos de hojas pequeñas y gruesas, y los típicos frailejones, plantas cubiertas por un raro revestimiento sedoso a veces blanco plateado, otras de color oro. Científicamente, el género de los frailejones recibe el nombre de ESPELETIA, (apelativo dado por el sabio José Celestino Mutis en honor al gobernante, el Virrey Espeleta, con el fin de obtener apoyo para la Expedición Botánica).


Popularmente se le dio el nombre de frailejones por su parecido a hombres encapuchados, como frailes, ya que parecían monjes misteriosos en medio de bruma espesa, inmóviles y solitarios.


Del páramo de Guasca en la época colonial se extraía de la Higuerilla el aceite de ricino, utilizado para producir el aceite de lámparas. También fue famoso porque era abundante en "quina amarilla", de donde se obtenía la quinina, droga para curar las fiebres. A finales del XiX y comienzos del XX se extraía de la corteza del encenillo (Weinmannia tomentosa, árbol nativo), el tanino para la industria de las curtiembres.



El páramo de nuestra región ha sentido la utilización progresiva de sus suelos y el avance de los cultivos: primero, por las ocupaciones indígenas, luego, por la presión sobre la tierra que formó los grandes latifundios, en relación con la tierra comunal de los resguardos indígenas o los muy números minifundios, y en la actualidad, por la introducción de nuevas técnicas agrícolas para el cultivo intensivo y comercial de papa, con grandes inversiones en abonos, insecticidas y jornales.


Esta realidad está mostrando las consecuencias de un uso con criterio puramente extractivo de los recursos naturales. Ya no sirve la definición inicial de páramo en relación con áreas "no cultivadas".


Los páramos están hoy día más extendidos de lo que fueron en otro tiempo y alcanzan un nivel mucho más bajo del que le corresponde en la vegetación climática. La destrucción de los bosques andinos, especialmente en sus límites altitudinales para proveer de pastos y formar campos de cultivo, obedece a la depredación continuada por la acción del machete, el azadón, la motosierra y el fuego, cuya consecuencia se observa día a día en la escasez de agua.


El páramo de Guasca tiene alturas de 3.550 msnm. Forma una red hidrográfica amplia con el nacimiento de varios ríos hacia dos grandes vertientes: por el oriente, la del Orinoco, con riachuelos como el Juiquín, Balcones, el Tunjo, Barandillas, que forman las cabeceras del río Guavio. Por el occidente, la vertiente del Magdalena, con pequeños ríos de leyenda y mitos como el Siecha, Chipatá, Chiquito y Aves, afluentes del río Bogotá.


Las lagunas del páramo de Guasca como la de Martos, Fausto, la Joyanca, Siecha y Buitrago fueron escenario de ceremonias religiosas dentro del agua y en sus alrededores. Los picachos del páramo, las piedras y las grietas sirvieron como sitio de ofrenda a los dioses Muiscas (Peña Negra, Piedra de Sal, Peña Cuadrada, Peñas de Gigantes, entre otras). El Cerrito del Santuario, en la vereda la Floresta, fue un observatorio astronómico donde se divisaba el movimiento del sol con el fin de conocer los solsticios y equinoccios, las épocas de verano y de invierno, de fundamental importancia para el conocimiento de la siembra y la cosecha.


En los bosques alrededor del páramo (Bosque Alto Andino), sobresalen encenillos, gaques, romeros y otros; florecen quiches y orquídeas; abundan los venados, los soches, guaches, tigrillos, osos, guaguas y curíes; lo mismo que pavas, águilas, cóndores, perdices, torcazas, pericos y pájaros de vistosos colores.


IR AL PARQUE NATURAL REGIONAL DE VISTA HERMOSA (LAGUNA DE GUASCA, HOY PANTANO DE MARTOS)

PÁRAMO DE MONQUENTIVA-GUATAVITA


Monquentiva, nombre de vereda, paraje que, según los muiscas, era el lugar para el “Baño del Señor del Monte”, región multicolor de muchos verdes, azules en el cielo, de nubes blancas y grises, de musgos amarillos, anaranjados y violetas, de aguas transparentes, noches con una inmensa cúpula estrellada., la Vía Láctea que nos observa. ¡Tierra con olor a monte… donde se siente la libertad!


El Pantano de Martos debe conocerlo porque es una de esas bellezas naturales increíbles. La zona hay que verla, sentirla, olerla y escucharla, queda entre montañas, en medio del bosque y de la nada. El placer de los sentidos es una nueva experiencia que bien justifica ir de visita. Para ello, hay que atravesar la cordillera oriental, cruzar de la vertiente del Magdalena a la del Orinoco, para apreciar la naturaleza, sus montañas, interactuar con la gente y escuchar los sonidos del silencio.


Monquentiva es una vereda localizada al oriente, en el páramo de Guatavita. Sus 4.282 hectáreas quedan entre 3.000 y 3.400 m.s.n.m. Allí sus ojos verán montañas, con y sin escarpes, la vegetación se caracteriza por turberas, matorrales, pajonales, frailejonales y el bosque alto andino, donde sobresalen los arboles de encenillo. Si asciende al noreste, al cerro Pan de Azúcar, llegara a la cumbre que fue un sitio ceremonial de los Muiscas, donde vivirá una experiencia espiritual, con la soledad y la quietud que muchos desearían.


El paisaje hay que recorrerlo para ver los cambios que ha sufrido a través del tiempo y observar los introducidos por el hombre. Tierra de gaques (árbol de donde los muiscas extraían el moque, qué al quemarlo en sus ceremonias, producía el humo que le daba olor al ambiente), romeros, manos de oso, laureles, chusques, chites, quiches y orquídeas; hábitat de venados, soches, guaches, zarigüeyas, osos hormigueros y de anteojos, pumas, guaguas, curíes, pájaros de colores, pavas, águilas, perdices, torcazas, patos, loros, cóndores; plantas y animales, que se han adaptado para vivir en un entorno alto, frío y húmedo.


En Monquentiva se podrá sentir feliz al percibir el meditabundo sonido del viento, el ocasional canto de los pericos de alas amarillas, al cruzársele una pava, escuchar el ruidoso revoloteo y chillido de las caicas, ver curíes corriendo, venados saltando, encontrar el rastro del oso o evidencias de pumas. En el Pantano de Martos y sus alrededores, puede sentir lo que significa estar completamente desconectado (a) de la hiperconectividad y vivir el momento sin distracciones, tendencia que va en aumento al viajar para desintoxicarse de la tecnología. En Monquentiva, usted podrá oprimir el botón de borrar y alcanzar, así sea por un momento, distancia del mundo cotidiano.


En el Parque de Vista Hermosa, el silencio y el espacio lo reconfortaran, las panorámicas con el mínimo de señales humanas y el paisaje entre el cielo y la tierra con sus montañas, bosques, animales y agua, actuaran en usted, como un antídoto poderoso para estimularlo a vivir y traerle a la memoria que uno ocupa un diminuto espacio en este vasto territorio ancestral.


En el páramo de Monquentiva se conectará con la naturaleza, hará un viaje inolvidable por las cumbres de la cordillera Oriental, será una terapia, una experiencia de vida, verá la insignificancia del ser, se sentirá más humilde y quizá le sirva, al regresar a casa, como una manera de llegar renovado.


HOY EL PARAMO DE GUASCA FORMA PARTE DEL PARQUE NATURAL CHINGAZA. AYUDE A LA CONSERVACIÓN DE ESTE ECOSISTEMA. CONTRIBUYA REGIONALMENTE A LA ADOPCIÓN DE MEDIDAS CONDUCENTES A LA PRESERVACION DE ESTOS RECURSOS NATURALES.